Un tren nos divide

Jakob Owens Jakob Owens

Soy de izquierda y estoy en contra del Tren Maya.

Ayer criticaba la ira clasista que destapó el nuevo aeropuerto Felipe Ángeles en un sector privilegiado de la sociedad mexicana, y hoy critico el megaproyecto llamado «Tren Maya».

La nueva ruta del tramo 5 del Tren Maya pasará justo sobre el frágil sistema de cuevas «Pool Tunich» con casi 50 kilómetros de largo, a un costado de Playa del Carmen, en lo que hoy se conoce como «Río Secreto». El nuevo cambio de ruta no respondió a los datos y la evidencia científica, hizo caso omiso a la investigación.

Ésta y otras rutas del tren, desplazarán y afectarán la enorme diversidad biológica de uno de los ecosistemas claves de nuestro país. Se acelerará la destrucción de las últimas grandes selvas húmedas de México, que en los últimos 40 años han perdido casi dos tercios de su extensión.

Según datos oficiales, Quintana Roo es el estado con mayor tasa de deforestación de México. Tan solo del 2014 a la fecha, perdió mil 70 hectáreas de mangle y vegetación, y eso, porque en este estado aún queda selva. Tabasco y Veracruz ya no aparecen en la lista porque ya no tienen selva que deforestar.

La pérdida a causa del tren será irreparable.

El Tren Maya también alterará tejidos sociales con profundas consecuencias. El megaproyecto incluirá «polos de desarrollo» en varias de sus estaciones, sin antes haber escuchado y tomado en cuenta a las comunidades mayas que son originarias de estas tierras.

Se buscará imponer un modelo de «desarrollo» económico con visión occidental en comunidades mayas peninsulares cuyas demandas y exigencias son otras y mucho más fundamentales: agua potable, energía eléctrica, respeto, seguridad. No piden un centro comercial, un desarrollo inmobiliario o un crecimiento demográfico. Piden ser escuchados.

Por eso, me uno a la lucha pacífica para frenar este proyecto o por lo menos modificar sus trayectos y exigir que cumpla el reglamento y presente la manifestación de impacto ambiental que sigue pendiente. Desde mi trinchera, mis ilustraciones o mis textos, pondré el tema en la discusión, informaré, proporcionaré datos y buscaré crear conciencia.

En un país polarizado, urge el diálogo y los puntos de encuentro. No se puede apoyar a ciegas cualquier proyecto del actual gobierno y tampoco se puede denostar a ciegas cualquier acción del mismo gobierno. Sigo creyendo en los matices y los puntos medios. En la crítica desde la izquierda y hacia la izquierda. En la crítica de cualquier ideología política con argumentos y respeto. En el equilibrio y el criterio. Nos urge ponernos de acuerdo.

Sí, algo tenemos que hacer. Son quizás los últimos intentos.

Las cuevas, la selva y los pueblos originarios de México ya nos dieron el aviso, ¿vamos a unirnos o nos vamos a seguir dividiendo?