Dicen que las estrellas están hechas de la materia prima que creó la vida en nuestro planeta. Dicen que dentro de ellas, hay elementos químicos que cuando se calientan, empiezan a reaccionar. Que el Hidrógeno se vuelve Helio, que el Helio se vuelve Carbono y que después se desprenden el Oxígeno y el Nitrógeno. Dicen que entre más calor hay en la estrella, aparecen elementos más pesados como el Hierro, el Magnesio, el Azufre, el Fósforo y el Cobalto. Al final, la condensación hace que la estrella estalle y que el polvo cósmico vuele por todo el universo. Este proceso es infinito y así se formaron las galaxias, los planetas y la vida como la conocemos en la Tierra. Por eso dicen que parte del cosmos habita en nuestro cuerpo y que estamos hechos de polvo de estrellas.
Esta fascinante metáfora fue escrita por el astrónomo Carl Sagan en los años ochenta con base en sus años de observación, investigación y sus conclusiones científicas. Su claridad, mostró una nueva perspectiva del paradigma del origen de los tiempos. Para él, había evidencias suficientes para señalar que los mismos átomos que forman las estrellas habían creado nuestro sistema solar y que, con las condiciones adecuadas, generaron la vida orgánica en los dos hemisferios. Según él, estábamos íntimamente relacionados con los ciclos de vida de las estrellas y cuando éstas alcanzaban su punto más longevo, explotaban a miles de años luz. Sin esa primera gran explosión, no se entendería la vida en la Tierra.
Carl Sagan no fue el primer astrónomo en mencionar tal relación cósmica de los organismos y las estrellas. En 1929 el catedrático de Harvard, Harlow Shapley, declaró que los seres orgánicos estamos hechos de materia estelar, esto dicho en épocas donde la gente aún no sabía ni por qué brillaban las estrellas. De igual manera, y posterior a Sagan, una importante investigación de la Universidad de Nuevo México logró encontrar los elementos principales que generan vida en la Tierra en más de 150 mil estrellas. Con este descubrimiento del año 2000, las enseñanzas difundidas por Sagan se comprobaron, tomaron más fuerza y se obtuvieron nuevas evidencias astronómicas.
Esta fue sólo una de los tantos hallazgos que buscó difundir Carl Sagan en su camino por la Tierra; su campo de estudio y conocimiento abarcan muchísimos temas. Pero sin duda, éste era uno especial para él. Significa entender el universo y nuestra existencia de una manera muy diferente, una que sea más incluyente con todo lo que nos rodea. Significa crear conciencia de nuestro lugar en la evolución y nuestro paso por la Tierra. Significa poder reconocernos en en el otro y en nuestro entorno. Por eso él decía que nos gusta contemplar las estrellas, porque algún día volveremos a ellas.
Referencias:
NY Times – Stars, Gold, Dung Beetles and Us por Dennis Overbye