Kerala

Kerala es una región de la selva del monzón donde la tierra es roja y los ríos son de color púrpura. Es la parte más al sur de la India, de frente al Océano Índico y a un costado del Mar Arábigo, un lugar de estrellas y montañas, donde todas las mañanas la gente le rinde varios saludos al sol. Y ese era el destino, esa era la misión. El plan era llegar la noche del 27 de noviembre del 2016 al puerto de Kochi, después de un vuelo de 18 horas, y de ahí bajar 500 kilómetros hacia la playa de Varkala. El motivo era cumplir mi palabra cuando te dije que te volvería a ver, cuando te dije que te encontraría en la India. El motivo era verte, el motivo siempre has sido tú.

Aterricé un martes por la noche en Kochi,ya estabas ahí. Para alcanzarte, me subí a un viejo y curioso camión lleno de personas, símbolos y colores. El camino fue de siete horas y decenas de pueblos hasta llegar a Kollam, un pueblo donde la selva ya comienza a cerrarse. De ahí, ya estaba a sólo 12 kilómetros de ti. Ese último tramo hacia la playa de Varkala me lo eché en un Rickshaw, que es el moto taxi hindú que va jugándose la vida entre el tráfico, la gente y lo angosto del camino. Mi corazón ya latía muy fuerte, estaba a punto de volverte a ver.

Cuando finalmente llegué a la dirección que me diste, el taxista me acompañó y le empezó a preguntar a varios vecinos si habían visto una mexicana. De repente, ya había seis hindúes caminando conmigo entre coloridas casas, todos íbamos buscándote. Al entrar a la recepción del hotel y preguntar por ti, apareciste a contra luz en una puerta con un techo muy alto. Te veías guapísima. Solté mis cosas y fui hacia ti, y ese abrazo, será para siempre. Y así, ya estábamos juntos en la India. Ya estaba contigo en la famosa Kerala y nunca olvidaré esos días. Te amo Adriana, el motivo siempre has sido tú.