Llamado al diálogo

Las cargas policiales del domingo pasado en Catalunya me indignaron por completo. Desde entonces y todos los días, le he dedicado varias horas a la lectura de los hechos y los antecedentes, contrastando la información y tratando de ir midiendo el pulso desde ambos lados, conociendo la historia y sus matices. Intenté hacer una investigación desde afuera, pero de alguien que alguna vez vivió ahí. Este es un intento de tratar de desenredar el tema y explicar lo que está pasando. Un intento de unirme al llamado colectivo por el diálogo, un intento de unirme al llamado colectivo por la paz. Aquí va el ejercicio.

Los 5 momentos clave

1.El Estatut de Catalunya

El 18 de junio del 2006 el Parlament de Catalunya aprobó una reforma al estatuto catalán, que es la constitución de autónoma de Catalunya. La reforma buscaba, entre otras cosas, cambiar el modelo de financiación del Estado y la forma en la que el presupuesto público se reparte entre las 17 comunidades autónomas de España. Sin embargo, el PP de Mariano Rajoy, en alianza con otros partidos, antepusieron un recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional y pidieron que se anularan 114 de sus artículos. Luego de cuatro años de deliberación, el 28 de junio del 2010 el Tribunal sentenció que por lo menos 14 artículos del Estatuto eran anticonstitucionales, y que otros 23 se tendrían que re interpretar bajo los parámetros del mismo Tribunal. Esto caló fuerte entre varios catalanes, y más de un millón de personas salieron a manifestarse en Barcelona.

2. La reunión en Moncloa

Un par de años después, el 20 de septiembre del 2012, se llevó a cabo una importante reunión en la Moncloa entre el Presidente de la Generalitat de Catalunya, Artur Mas, y el ya Primer Ministro español, Mariano Rajoy, con el objetivo de abrir la negociación del pacto fiscal del estatuto. El resultado fue totalmente negativo. “Me he encontrado con un dique. Se ha perdido una oportunidad histórica de mejorar las relaciones entre Cataluña y España», declaró Mas esa tarde. Por su parte, Rajoy volvió a condenar de inviable tal apartado del estatuto y cerró otra puerta a la negociación. No ganaba el diálogo y las partes se seguían alejando.

3. El 9-N

Dos años después, en septiembre del 2014, la Generalitat proclamó el decreto de convocatoria de referéndum de Catalunya. A su vez, Rajoy y su gobierno amenazaron con que la consulta no se realizaría y es que una vez más el Tribunal la consideraba «no vinculante».  Sin embargo, el 9 de noviembre del 2014, alrededor de 2.3 millones de catalanes salieron a votar, es decir, 39% del censo total de Catalunya. Ese día, el sí a la independencia no obtuvo más de la mitad de los votos, pero sí la mayoría absoluta con el 80.76 % de la preferencia entre los votantes. De igual manera, los resultados arrojaron que muchos catalanes, estuvieran a favor de la independencia o no, querían votar en un referéndum con garantías y en un marco legal. Pero Rajoy volvió al argumento de que la consulta era inconstitucional y de nueva cuenta no dio tregua. La tensión llegó a niveles históricos. El diálogo se rompió por completo. La Generalitat quería, a toda costa, llevar a cabo un referéndum. Y el gobierno de Rajoy quería, a toda costa, desconocerlo. Nadie quería ceder. 

4. Puigdemont y Rajoy

La historia dio un nuevo giro el 27 de septiembre del 2015 con las elecciones autonómicas en Catalunya, en las que Artur Mas dejaba la presidencia de la Generalitat, para cederle el lugar a Carles Puigdemont, un político que ha sido señalado como uno de los mayores impulsores del independentismo catalán. Puigdemont llegó con el apoyo de la CUP (Candidatura de Unidad Popular) y de Junts pel Sí, ambos partidos con una postura abiertamente independentista y el primero con una más radical. Así, el 6 de septiembre del 2016, el Parlament Catalán aprobó, con cuestionamientos, la realización de un nuevo referéndum para decidir la independencia. La fecha sería el 1º de Octubre del 2017. La llegada de Puigdemont, con una postura más activa, incomodaba a Rajoy y distanciaba más la posibilidad de cualquier diálogo. 

5. El 1-O

El 27 de septiembre de este año el Tribunal Constitucional ordenó cerrar los colegios electorales donde se realizaría el referéndum y el Gobierno mandó a la Guardia Civil y a la Policía Nacional a tierras catalanas, más de 12,000 efectivos llegaban en barco. La orden era clara: incautar las sobres, las urnas y las papeletas bajo cualquier circunstancia. Lo que sucedió el 1-O ya lo sabemos, ahí están las imágenes. La Guardia Civil y la Policía Nacional usaron la fuerza para cerrar los colegios electorales e incautar las papeletas. La violencia se desbordó en una represión del Estado contra los votantes catalanes. Según la Generalitat, las cargas policiales dejaron un total de 843 ciudadanos heridos, mientras que según fuentes contrarias al movimiento independentista señalan que también hubo 400 policías heridos. Otros, señalan que los policías heridos no exceden los 30. La noticia a todas luces y en todo el mundo era difícil: la policía española está golpeando a los ciudadanos. Esa misma tarde, y ante la indignación internacional, Rajoy declaraba que «la actuación de las Fuerzas de Seguridad fue ejemplar». No le bastó que el referéndum fuera ilegal y no tuviera validez, aún así usó la fuerza. 

Las posturas

Si desde hace décadas este tema ha sido uno delicado entre los españoles, ahora lo es más que nunca. La realidad es que la sociedad está sumamente dividida y polarizada. Muchos reprueban la postura terca, violenta y cerrada del gobierno de Rajoy, y lo culpan de ser el mayor responsable de la situación que vive hoy Catalunya. Otros creen que la movilización del Govern Catalán y sus referéndums son ilegales, antidemocráticos y dañinos, argumentando que la Constitución española no incluye el derecho de autodeterminación, y que cambiarla, sería muy complicado. Hay quienes creen que la postura de Rajoy y del Rey sólo han dado más motivos a los ánimos independentistas y también hay quien cree que los catalanes deberían tener el derecho a expresar su opinión sobre el tema en una consulta o referéndum con garantías y en un marco legal.

Al mismo tiempo, hay quienes reprueban la mano dura del gobierno, pero tampoco están a favor de un referéndum o una consulta pública legal en la comunidad de Catalunya. También hay catalanes que no sólo reprueban al gobierno, si no que sí quieren la independencia. Otros más radicales proponen una declaratoria unilateral de independencia, y del otro extremo, hay quienes opinan que se tiene que aplicar el artículo 155, que señala que el Estado puede tomar acciones más serias con los que desobedezcan la ley. Otros creen que La Generalitat se ha vuelto juez y parte y sus convocatorias de referéndums no representan lo que la mayoría de los catalanes quiere. Otros la verdad es que ya están cansados del tema y prefieren no hablar, y al mismo tiempo, hay millones que exigen la retirada de la Fuerza Civil y la Policía Nacional de Catalunya y que se construya un diálogo en paz.

Condeno la violencia

De mi parte, yo soy de los que piensa que nunca estará justificada la violencia, sea cual sea el motivo, sea cual sea la postura. Creo que en estos tiempos hay recursos, caminos y puentes para llegar acuerdos y para poder negociar como sociedad. Así, creo que es inaceptable la postura y las decisiones del gobierno de Rajoy, no sólo por negar cualquier opción a la mediación, si no por utilizar el uso de la fuerza del Estado contra sus propios ciudadanos. Y es que como lo señaló una editorial en The Guardian, quién quiere ser gobernado por un líder así. Su postura, lejos de reconciliar las divisiones, ha sido de fracturarla más. Pienso que el gobierno de un país no puede dar la orden de atacar a su pueblo, y menos si el motivo es una consulta o referéndum. La violencia no tenía cabida aquí.

El Diálogo

Por último, soy de los que cree que la mejor opción en este momento es el diálogo. Después de todas las voces y las posturas que he escuchado en los últimos días sobre el tema, una de las que más me gustó fue la de Ada Colau, alcaldesa de Barcelona por parte del partido Barcelona en Comú. Para ella, ni la declaratoria unilateral de independencia, ni la aplicación del artículo 155 son las soluciones del problema. Lo verdaderamente importante es volver a un terreno donde sea posible el diálogo. Un espacio donde ambas posturas antagónicas se sienten en una misma mesa, y en las que ambas posturas, tengan la capacidad de ceder. Para Colau, la negativa del gobierno de Rajoy es inadmisible, pero tampoco ve como opción la declaratoria unilateral de independencia. Y es que como ella dice: «El diálogo no es camino fácil, pero es el único posible». Me uno a este pensamiento y al de todos los que creen que el ser humano puede conciliar sus diferencias. Me uno, de manera solidaria, al llamado colectivo al diálogo.