Y gritamos y nos peleamos. Y nos descubrimos y nos perdemos. Y nos encontramos y nos volvemos a perder. Son los años de guerra, de locura, rebeldía y una leve depresión. Son los abriles de la vida, es la juventud. Es la lucha contra uno mismo, contra lo establecido, contra los sistemas, los imperios y las mentiras. Es una explosión de sexo y deseos, de ángeles y demonios, de caídas, levantadas, noches en vela, amor y desamor. Es la adolescencia, la época dorada, el baile de la palabra, como un barco pirata; irreverente, sin destino, y sin misión. Son las primeras piedras y desviaciones del camino. Ése, el de la vida.
Y es que son los primeros años de verdadera confusión en la persona. Sale barba y panza. Salen caderas y sale un inevitable rockanrol. Salen lágrimas sin razón, no sobran los motivos, sobra el corazón. Son años en los que tiemblan los paradigmas, cuando todo cobra o deja de tener sentido. Cuando realmente comienzas a conocerte, a descubrirte y a descarapelar el alma sin condición. Es cuando pruebas de tajo el caballito de la desesperanza, degustas la vida con todo y semillas, con todo y cáscara, a todo o nada. Fuego a discreción.
Son años en los que importa todo y a la vez no importa nada. Son años en los que tu mano baja por su falda, cuando te escapas a escondidas de su casa. Cuando por primera vez desabrochas bien un sujetador. Son años en tierra caliente. Son años de descontrol. Cuando te enamoras y cuando te rompen el corazón. Cuando dejas la casa y despegas sin permiso de la torre de control. Cuando te dices llamar copiloto, porque el Capitán no se despertó.
Son años en los que es obligatorio soñar. Creérsela. Son años en los que todos los días lanzas mensajes secretos en botellas. A otros mares y a otros planetas. Nostalgias pasajeras. Ilusiones, represiones y mecanismos de defensa. Indecisión. Alerta, también son años de tentaciones e imprudencias. Puede ser tu Vietnam o tu Corea. Ya estás solo en la selva. Como si fueran tus años sesenta. Hippie y soñador.
Son los años en los que tengo veintiuno, veintidós y veintitrés. Son los años maravillosos, años de agallas, tripa y corazón.