Quiero ser cartero

Quiero ser cartero, como la pluma del viento.

No tengo más estrategias que las de un soñador con un saco roto y viejo. No soy más que otro guerrero, en busca del camino que le lleve más lejos. Asusta mi prosa y mi verso, pero no asusta la magia del Universo.

Olvido el mundo impersonal, consumista e instantáneo que vivimos. Olvido su frialdad y su gula de ego. Mi metáfora menguante busca un cálido puerto; tus ojos guapa, tus besos.

Y así, en las palabras y el sabor de su tinta vivo ahora: tranquilo, viejo. A veces abajo y a veces arriba, sincero hermano, sincero.

Debí haber vivido en otra época, no sé si con los filósofos griegos, los hippies del Pacífico o los surfers de San Diego. Pero no resignaré mis versos, el desahogo de un enamorado de la vida que visita cada martes al loquero.

Lo cursi lo dejo en la práctica, ya lo sabrás. Soy cómico y alegre. Pero también puedo ser serio. Soy lo que soy, detrás del telón no hay ciencia, pero sí un espíritu guererro.

No me rindo y no me rajo; me rifo y hasta eso salí chambero. Amo la música y el futbol. Soy de bici y de mar, soy sólo un mensajero. Soy un pirata inofensivo y dicharachero, un Quijote soñador de equipaje ligero. A veces pienso que debí haber sido cartero.