¿Cuándo es terrorismo y cuándo no?

¿La solución es que el Estado israelí se defienda con toda su fuerza? ¿Cuándo es terrorismo y cuándo no?

De la misma manera que condeno los ataques de Hamás, no dejo de ver la ocupación del territorio palestino por parte del Estado Israelí que lleva más de siete décadas.

Sé que es un tema complejo, pero no me es indiferente.

Tengo varias amigas y amigos judíos, siento empatía por ellas y ellos y lamento mucho el ataque y las pérdidas de civiles (varios de ellos jóvenes) que ocasionó la milicia de Hamás la madrugada del 7 de octubre pasado. También lamento el exterminio histórico que los desgarró en la Segunda Guerra Mundial con el holocausto y sé de su larga historia de persecución.

Pero también siento empatía por el pueblo palestino que ha sufrido años de ocupación ilegal.

Hoy la guerra es entre el Estado Israelí y la milicia de Hamás, pero el conflicto tiene un amplio contexto que vale la pena repasar. Hay que mencionar la creación del Estado Israelí en 1947 en un territorio que, en ese entonces, era habitado por palestinos. Está la ocupación territorial que ha causado el Estado israelí en el «West Bank» o Cisjordania. Están los casos de violencia y despojo en Jerusalén del Este y la historia de control y militarización del Estado israelí en la franja de Gaza.

Y también, están los ataques del grupo militar y político de Hamás desde Gaza.

Hamás es un grupo político palestino extremista, fanático y militar que es enemigo del partido de Liberación de Palestina que fundó Yasir Arafat y también es anticomunista. Hamás se creó en 1987 y mantiene una dictadura desde 2007 en Gaza.

Gaza es una franja de tierra entre Israel y Egipto, donde viven dos millones de personas, la mayoría de sus habitantes son palestinos refugiados luego de haber sido expulsados de sus tierras. Gaza es una especie de triángulo con una superficie de 45 km cuadrados, 51 kilómetros de frontera con Israel y 11 kilómetros de frontera con Egipto. Toda Gaza está rodeada por vallas metálicas, torres de control y un duro bloqueo económico impuesto por el Estado israelí. Para salir temporalmente, se necesita un permiso que suele ser denegado por autoridades israelíes. Todo está controlado por tierra, mar y aire. Se corta la luz y se restringe el agua, la gasolina y el gas. El asedio es absoluto y la mayoría del gazatíes son generaciones de palestinos refugiados que fueron despojados de sus tierras en 1947, cuando se creó el Estado israelí. Casi la mitad de su población son niñas y niños.

En Gaza se trafican víveres con Egipto e Israel para poder sobrevivir. Las familias viven desde hace años en condiciones inhumanas, cuando en teoría el bloqueo del gobierno Israelí sería «temporal». Desde hace unos días el corte de recursos es total y lo que se vive hoy en Gaza es un crimen de lesa humanidad. El Estado israelí sigue sin respetar el derecho internacional y los últimos acuerdos de la ONU. Por eso Gaza es considerada «la cárcel al aire libre más grande del mundo».

Pero en Gaza también hay túneles secretos y subterráneos desde donde opera la milicia de Hamás para atacar Israel.

Hoy, la guerra es entre el Estado israelí y Hamás, no entre los civiles. Pero las víctimas serán personas palestinas, israelíes y en gran parte gazatíes. Las víctimas son y serán civiles, a pesar de que muchos de ellos no aprueban las decisiones de sus representantes, tanto judíos como árabes, y están en contra del conflicto histórico. Sin generalizar, el fanatismo religioso y el poder político y económico corre como pólvora en ambos lados.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de extrema derecha, no ha respetado los límites territoriales y ha continuado una colonización sistémica por años. Una ocupación que muchos consideran que cumple los requisitos internacionales para ser llamado un ”Apartheid». Así como hace unos días murieron civiles israelíes inocentes, por años han muerto civiles en tierras palestinas por ataques y operativos del Estado israelí. En Cisjordania, Jerusalén del Este, Gaza e incluso la frontera de Palestina con Líbano, ya son más de 70 años de violencia, reforzando la indignación en el pueblo musulmán.

Según cifras del periódico El País, hoy el número de víctimas por los recientes conflictos asciende a 1300 muertos y 3200 heridos en Israel; y 1400 muertos y más de 6200 heridos en Gaza. Y según cifras de la ONU, antes de los últimos ataques, de agosto del 2008 a agosto del 2023, habían muerto 308 israelíes y 6399 palestinos.

¿Cuándo «atacar» o «defenderse» está justificado? ¿Cómo alcanzar la paz si se ataca o defiende con toda la fuerza? ¿Cuándo es terrorismo y cuándo no? O como dice el periodista mexicano Témoris Greko: «¿Por qué aterrorizar a la población israelí sí es terrorismo y aterrorizar a la población palestina, no?».

«La ofensiva de Hamás ha sido bárbara, ofensiva e inhumana. No hay duda de eso. Pero igual ha sido la violencia sistémica impuesta por Israel sobre la población civil palestina por 56 años, para someterla mediante el terror», comenta Greko. «Solo los sectores moderados de ambos pueblos podrán abrir rutas de solución. No obstante, por ahora, los moderados han sido aplastados por los extremistas», concluye en sus textos Greko, quién ha hecho una amplia cobertura del tema.

El derecho internacional debe responder y detener esta guerra cuanto antes. Yo desde aquí mando estas líneas y mi solidaridad a ambos pueblos. Estuve ahí hace poco, observé la situación, hablé con algunos habitantes y sinceramente me duele mucho lo que está sucediendo en tierras del Oriente Próximo.

Alonso Monroy /12/10/23