Soy un pez

Los que me conocen saben que soy un pez.

Soy un pez porque soy todo sentimiento.
Mi llamado es a vivir de manera apasionada, con todo y sus riesgos.
A veces quiero darle la vuelta al mundo,
y a veces prefiero esconderme en el mar y sus secretos.

Soy un pez porque me la vivo viajando en el tiempo.
Me intriga la idea de desprender el espíritu del cuerpo.
Siempre he sido idealista, romántico y nostálgico.
Divago entre conjuros, cuentos y recuerdos.

Soy un pez porque a veces despierto «chisqueado».
Me pongo inquieto y empiezo a moverme por todos lados.
Luego me acuerdo que nada es realmente tan importante,
y vuelvo a nadar “ligerito” como el viento.

Soy un pez porque vivo en otro ritmo y a otra frecuencia.
Seguramente alguna vez he olvidado tu nombre,
o me has visto perdido entre la luna y el desierto.
Y es que me distraigo fácilmente; vivo de aventuras, quimeras y deseos.

Soy un pez porque vivo de momentos.
Soy un pez que quiere ser poeta.
Soy un pez que sólo vino a disfrutar el paseo.
Soy un pez, pero también pude ser filósofo o cartero.