Pocos eventos influyeron tanto en la narrativa reciente de la humanidad, como la construcción y la caída del muro de Berlín. Aquí cambió el rumbo de la historia. Este es el relato de 9 anécdotas que recolecté el sábado 9 de noviembre del 2019, mientras recorría la geografía del muro, a 30 años de su caída.
1. El Festival de Cine de Berlín y la noche del 13 de agosto
Cuentan que en los primeros días de agosto de 1961, todas las miradas estaban puestas en el Festival Internacional de Cine de Berlín que se celebraba en el lado Oeste de la ciudad. El desfile de glamour y talento acaparaban la atención de la prensa y la opinión pública, mientras que del otro lado de la ciudad se consumaba un plan secreto.
La madrugada del 13 de agosto, mientras dormía Berlín, cientos de soldados de la República Democrática de Alemania -DDR, por sus siglas en alemán–recibieron un sobre confidencial con órdenes precisas: levantar de inmediato una cerca de acero y púas que rodeara el Oeste de Berlín e impedir el paso de cualquier ciudadano. Sin aviso, sin reparo y sin consciencia, comenzaba a construirse un muro en plena noche berlinesa.
2. Estados Unidos no se opuso a la construcción del muro
Cuando las tropas estadounidenses se dieron cuenta de lo que pasaba, los tanques se alistaron para contrarrestar y derribar el muro. Dicen que ya había una cuenta regresiva para iniciar el ataque, pero minutos antes de abrir fuego, sonó el teléfono desde La Casa Blanca y el presidente Kennedy ordenó detener el operativo. La instrucción era clara: «Que nadie dispare, déjenlos que construyan el muro».
Muchos historiadores coinciden que en realidad a Estados Unidos no le afectó la construcción del muro que rodeaba su «isla Occidental» en medio de Alemania del Este. El muro salvaba su lugar en Berlín y mantenía su presencia militar y política en un punto neurálgico de la postguerra, sin tener que llegar a las últimas consecuencias. Berlín significaba la frontera entre dos ideologías y dos grandes bloques de poder. Era la puerta entre Oriente y Occidente, quién dominara Berlín, podía dominar Europa entera.
Así llegaría el famoso discurso de Kennedy «Ich bin ein Berliner», con el que se confirmaba el apoyo total de Estados Unidos a Alemania Occidental desde el epicentro de la Guerra Fría.
3. La primera persona en cruzar el muro
El 15 de agosto de 1961, Conrad Schumann, un soldado de la DDR de 19 años, se jugó la vida y se convirtió en la primera persona en cruzar el muro. Para ese momento, el muro era una reja con varios puntos de control y él estaba a cargo de vigilar la esquina de Ruppiner Strasse y Bernauer Strasse, esta última, una avenida importante en Berlín. A plena luz del día, el soldado comenzó a correr y logró brincar la cerca, al mismo tiempo que soltaba su metralleta.
El fotógrafo alemán, Peter Leibing, capturó el momento y la imagen del joven soldado saltando el muro le dio la vuelta al mundo y se convirtió en un ícono de la Guerra Fría. Hoy la foto está pintada en un enorme mural de un edificio en Bernauer Strasse, muy cerca de donde escapó.
4. La Franja de la Muerte y las diferentes versiones del muro
El muro tuvo cuatro importantes remodelaciones y nunca dejó de perfeccionarse. En 1965, la estructura ya contaba con un primer muro interior que miraba hacia el Este y un segundo muro, hecho de acero y concreto, que miraba hacia Occidente. El espacio que quedaba entre ambos muros era campo libre para disparar y se le conocía como la «Franja de la Muerte».
Si alguien quería cruzar, primero tenía que pasar el muro interior, luego pasar una reja metálica que, al contacto, mandaba una señal a las torres de vigilancia. Después tenía que atravesar un suelo de espigas de metal y otro de grava suelta que hacía que fuera más fácil y rápida la localización. De librar los disparos, tenía que cruzar el verdadero muro con sus 3.6 metros de alto y un cilindro de metal en la parte superior que hacía imposible escalarlo.
El resto de la frontera entre Alemania del Este y Alemania del Oeste también tenía una cortina de alambre, torres de control, una Franja de la Muerte y un campo de minas. Durante los 28 años de separación, se dice que 100,000 personas trataron de cruzar toda la frontera alemana y sólo 5,000 lo lograron. Y en Berlín, nunca se sabrá la cifra real de personas que murieron en el muro, pero al menos 136 personas cayeron a sangre fría tratando de cruzarlo. Eso, sin contar a todos los militares de la DDR que fueron asesinados en secreto por intentar huir y traicionar al régimen.
5. El crecimiento económico de la DDR
Poco se habla de esto, pero lo cierto es que a principios de los años ochenta, la DDR y Alemania del Este alcanzaron estabilidad y crecimiento económico. Aunque el control del gobierno era autoritario y estaba supervisado por la STASI (órgano de espionaje soviético), la cantidad de profesionistas especializados creció y la industria interna hizo que Alemania del Este viviera momentos de estabilidad social. Es la época del auge de Alexanderplatz y del desarrollo científico y tecnológico de la DDR.
Sin embargo, los alemanes del Este seguían sin poder cuestionar y confrontar al sistema, y peor aún, seguían sin poder viajar o cruzar libremente a ver a familiares y amigos.
6. El otro comunismo, el que estaba inspirado en Marx, Lenin y Engels
Tampoco se habla mucho de esto, pero había mucha gente en Alemania del Este que realmente creía en una ideología socialista inspirada en el pensamiento profundo de filósofos históricos alemanes, como Karl Marx y Friedrich Engels. Muchos de estos alemanes no compartían la idea de un régimen autoritario, pero sí creían en la igualdad social que proponía Lenin, una visión muy distinta a la mano dura de Stalin y otros líderes que tuvo la Unión Soviética.
Pero la gran envidia que compartían todos los berlineses y alemanes del Este, era la oportunidad de viajar y moverse en libertad. Eso nunca se lo perdonaron a la DDR, el controlar dónde vivir y dónde estar.
7. El soldado que secuestró un tanque y el famoso escape en globo
Fueron muchos los intentos de cruzar el muro que se volvieron leyendas. Una de las historias famosas es la del soldado de la DDR, Wolhang Engels, quien secuestró un tanque soviético, manejó por las calles de la ciudad y finalmente embistió al muro de frente. Después del impacto, logró hacer un boquete en el muro y, aunque dos disparos lo alcanzaron y estaba seriamente herido, la adrenalina le ayudó a escapar.
Otra gran historia es la de la familia Stresyk que fabricó un globo aerostático con algunos tanques de gas y decenas de metros de tela cosida en casa. El globo logró elevarse en el aire sin ser detectado por la DDR y, después de un turbulento viaje, descendió en un bosque alemán en medio de la noche. Al aterrizar con vida, se dieron cuenta que no habían logrado cruzar a Alemania Occidental y tuvieron que regresar a casa. Meses después, la misma familia volvió a intentarlo con un globo más grande y esta vez sí lo consiguió. Pagó la perseverancia que abunda en Alemania.
8. Gorbachev le dio la espalda a la DDR
El momento clave que marcó el fin del muro fue la llegada de Mikhail Gorbachev al mando del Kremlin soviético. A diferencia de sus antecesores, Gorbachev fue el primero en hablar del fin de la Guerra Fría y de iniciar un proceso de paz. Para muchos ciudadanos de Europa Oriental, esto significaba una enorme oportunidad. Para otros, Gorbachev se aliaba con el bloque Occidental y le daba la espalda a la DDR y a su líder, Erick Honecker.
Sin el apoyo soviético, la DDR comenzó a tambalearse y sus finanzas se vinieron en picada. Al mismo tiempo, estalló un enorme movimiento ciudadano por la libertad no sólo en Alemania del Este, sino también en Polonia, Hungría y la antigua Checoslovaquia. Las revueltas escalaron y Gorbachev aprovechó para abrir las fronteras del resto de la Unión Soviética con el Oeste. Así, mares de ciudadanos de Alemania Oriental comenzaron a emigrar a la Unión Soviética para luego cruzar a Occidente.
9. El error de la rueda de prensa del 9 de noviembre del 89′ y la caída del muro
Así como el muro se alzó una noche de manera repentina, así también se derrumbó. Cuando la DDR se vio rebasada por las protestas, trató de calmar el descontento de la gente aceptando, por primera vez, que los alemanes del Este pudieran pedir permisos de viaje hacia el Oeste.
La noche del 9 de noviembre de 1989, en una rueda de prensa que pasará a la historia, el portavoz de la DDR, Günter Shabowski, anunció las nuevas medidas que permitían a los berlineses del Este cruzar el muro. Sin embargo, cuando un reportero le preguntó a partir de cuándo tomaría efecto esta nueva política, Shabowski cometió el gran error de decir que «inmediatamente», cuando la idea era preparar a las tropas de la DDR para que se hiciera poco a poco, y hasta el día siguiente.
La noticia corrió cómo pólvora y en menos de 3 horas miles de berlineses del Este abarrotaron el muro, creando el caos y la confusión de los guardias que no tenían aviso alguno de abrir puertas. Ante la marea humana, los soldados se vieron rebasados y permitieron el paso de la multitud en una noche que será histórica.
El muro, que por años parecía imposible de derribar, comenzaba a caer ante la celebración y la algarabía de la gente. La noticia le daba la vuelta al mundo, las imágenes de la noche del 9 de noviembre de 1989 emocionan a cualquiera. Y es que si algo nos enseñó el muro, es que no hay guerra que valga la pena y la separación, en cualquier sentido, va en contra de nuestra naturaleza.