Pablo

Pablo Monroy Conesa

Hay hermanos de sangre y hermanos que por una gran amistad se escogen a lo largo del camino. Éste es de sangre. Es el hermano que me ha acompañado toda mi vida, el que me ha cuidado desde chico. El que siempre he querido seguir, el que fue mi primer amigo. Con el que he tenido batallas campales sin sentido, pero también el que siempre me ha defendido. Un tipazo que es muy querido y que hoy cumple años. Mi hermano Pablo, el que siempre ha sido mi ídolo.

Hoy cumple años un valiente que varias veces ha dejado todo para encarar su fascinante destino. Un marinero que siempre ha tomado el camino más difícil, el que lo ha llevado más lejos, el que lo hace sentir vivo. Un exitoso abogado que lleva muchos años trabajando para estar en la aventura que hoy lidera: representar a México en la Organización de los Estados Americanos, en la O.E.A. Un diplomático de la Secretaría de Relaciones Exteriores que busca en Cortes Interamericanas que esto sea más justo, más equitativo. Que no se olvide la democracia en las tormentas, en las crisis y en las fronteras.

Es la persona que más ha influenciado mi camino. Por él empecé a dibujar y por él me apasiona la música. Por él conocí a mis amados Pumas. Por él escuché por primera vez a Guns´n Roses, Nirvana, Bob Dylan, Soda Stereo, Caifanes, La Maldita y un tal Sabina. Por él entré a un equipo de futbol de chavo, por él conocí la pasión de ir a un Estadio. Por él conocí lo que es la sensación de la victoria y la derrota en Nintendo. Por él descubrí juegos de computadora como Age of Empires, Prince of Persia, Monkey Island y Where in the World is Carmen San Diego? Por él leí el Hobbit y me volví fan del Señor de los Anillos. Por él ví Karate Kid, Rocky y la Historia Sin Fin. Por él conocí a Keiko.

Hoy cumple años el que alguna vez fue nombrado el Portero Titular de la Selección Yucateca de Futbol y el que entre su palmarés tiene un Campeonato Nacional de Penalties y un gol de antología de portería a portería, una aútentica leyenda de guardameta. El tipo que hizo posible que tuviéramos a nuestro primer perro, Falcor, y a un conejo de nombre «Rabito». Y aunque no siempre hemos sido los mejores amigos y de morros nos peleábamos con o sin motivo, ya llevamos varios años siendo buenos hermanos, camaradas que se vigilan y comparten un enorme cariño.

De todo corazón hermano, muchas felicidades y muchas gracias por todo lo que te he aprendido. Creo que no hay mejor forma de decirlo: se te quiere un chingo Pablito.